Valles de Mena

 
     
 

Todo el valle de la cuenca del río Cadagua, da nombre a todos los valles de MENA. Los asentamientos humanos en esta zona (cuenca del Cadagua) corresponden a núcleos dispersos con edificaciones individuales que constituyen una unidad autosuficiente, formada por una casa principal y una serie de construcciones auxiliares.  En muchos casos, cercado todo ello con pared de piedra donde entran el huerto y el leñero.
No sigue un estilo de casa homogénea como ocurre en los valles de Angulo, Tudela, Ordunte...
Se conservan muestras de entramado de madera en  varias edificaciones (Villasuso, Villasana, Leciñana, Concejero...)

 

La tipología de la casa en Villasana de Mena merece una mención aparte.
Villasana, desde el año 1260 hasta nuestros días, no ha dejado descansar a la historia.
En el siglo XIII se le otorga la categoría de Villa, título que aun sustenta. Al mismo tiempo se le concede el fuero de Logroño, al igual que a Valmaseda (Vizcaya).

La mayoría de las villas cuentan con un trazado urbanístico muy similar y característico. Se forman calles, siempre tres y paralelas. La calle mayor o de en medio y dos laterales. La  vida social y económica gira en torno a esas calles aunque la que cobra más vida siempre es la central.
Por lo general, las villas se fortifican.

 

El casco antiguo de Villasana se centra en la calle de El Medio, la Bajera y la Encimera. Las casas están pegadas unas a otras y al de ciertos metros hay un cantón para comunicar con las calles paralelas. Algunas de las casas conservan el entramado de madera y balcones que abarcan toda la fachada.
Una edificación muy singular es la “casa barco” o “casa Fuelle”, la pionera en la calle El Medio y el edificio emblemático de la villa.
 

   

EL VALLE DE ANGULO nació y creció gracias a ser un lugar de paso entre la zona alavesa y la meseta. De ahí,  que  sus habitantes se hicieran arrieros y se dedicasen al transporte. Aun hoy, se puede hacer “el puerto de los arrieros” senda inhóspita que sube el puerto de Angulo.

Sus casas conservan la tipología de la socarreña en sus fachadas. Un pequeño hueco en la fachada de la casa donde se metía el carro y todos los artilugios relacionados con la arriería.

   El valle de Angulo con sus siete barrios, sus pocos habitantes, mucha vegetación, agua que suena y se deja ver en sus cascadas, casas escondidas entre los árboles y la Peña como telón de fondo, lo convierten en un paisaje singular y difícil de superar.
 

EL VALLE DE AYEGA es un valle distinto a todos los demás meneses. Muy cerrado entre montes y teniendo el verde intenso de los prados como protagonista, sus pequeños pueblos pasan desapercibidos por dos razones: son pocos y sus casas están todas arremolinadas.
Antuñano, Arza, San Pelayo, Orrantia y los barrios de Las Arenas, La Azuela (abandonado)  y Tramarría (abandonado).


 

 

EL VALLE DE ORDUNTE . El boceto del valle de Ordunte se dibujó pensando en su río Ordunte. Practicamente todos los pueblos están a su vera.

 El barrio de Sobreviñas, que vive un poco alejado del río conserva varias casas con la solana típica cántabra, orientada al sol del mediodía. Esto se debe a la proximidad con tierras cántabras, ya que solo hay que pasar los montes Ordunte y se entra en Cantabria.
La piedra de las casas orduntesas es arenisca como toda la cuenca de su río y los suelos del cordón montañoso de Ordunte.
 

 

EL VALLE DE TUDELA es una clara muestra de la influencia de nuestros vecinos, los vascos. El caserío aparece en todos los núcleos. Sin las grandes dimensiones del

caserío vasco pero con la misma tipología: tejados a dos aguas y en la fachada principal, la solana protegida por un saliente en el alero.
El tejido urbano de Tudela es discontinuo aunque el trazado se edifica en la mayoría de los casos aprovechando la pendiente de la ladera (Santa María, Araduenga, Luengas, Santa Olaja). Otras alrededor de una plaza como Santiago, Berrandulez.
Artieta, Valluerca y Ciella viven en la cúspide de una revilla.

Ver Arquitectura popular

 
 

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